La generación de microplásticos supone un problema creciente, y cada día de mayor preocupación medioambiental. Se estima que el 35% de las microfibras presentes en los océanos provienen del sector textil. La gran mayoría de las microfibras de fibras textiles que se originan durante la fabricación de los tejidos y prendas, y especialmente durante el proceso de lavado doméstico. Hay muchos estudios que identifican el problema y lo cuantifican. Estudios de “Mermaids Project Research” indican que durante un simple lavado doméstico se pueden desprender entre 6.000.000 y 17.000.000 de microfibras. Otros estudios, cómo los de Ellen Mc Arthur Foundation estiman una acumulación de 22 millones de toneladas en de microfibras entre 2015 y 2020 originados en los lavados domésticos.
En el ámbito industrial, aunque hay poca investigación que cuantifique la magnitud de estas microfibras, son conocidos procesos no solamente acuosos, como la tintura o tratamiento de las fibras, sino procesos físicos, como el esmerilado o tundosado, cuyo objetivo es la formación de una superficie pilosa en los tejidos, y que directamente, generan residuos con una gran cantidad de estas fibras. Sin embargo, hay pocas iniciativas todavía para evitar y/o reducir el problema, y ninguna o casi ninguna para darle un uso a las microfibras si se consiguen retener durante el proceso.
Existen varias iniciativas en el ámbito doméstico, por ejemplo, que mediante un sistema de filtrado instalado en las lavadoras domésticas, permiten la retención de hasta el 70% de las microfibras liberadas en el lavado, lo que abre las puertas a otra cuestión, el uso responsable de estas microfibras para evitar que su destino final vuelva a ser el océano. Este proyecto pretende dar un uso posterior a estar microfibras provenientes de los procesos industriales textiles y evitar que entren en contacto con el medioambiente o vayan directamente a vertederos.
El objetivo es crear un subproducto textil (flock) a partir de ellas. El flocado es un proceso por el cual fibras cortas de un tamaño determinado y cargadas electrostáticamente se depositan perpendicularmente en una superficie . Dichas fibras se denominan FLOCK. Las posibilidades de la técnica de flocado van desde una artesanía simple, hasta plantas de producción computarizadas completamente automatizadas. Sus propiedades confieren soluciones técnicas para infinidad de productos industriales:
• Protección de superficies
• Sellado al agua y aire
• Propiedades deslizantes y antideslizantes
• Insonorización
• Fuerza de sellado a temperaturas extremas.
• Amortiguación de las vibraciones
• Refinamiento y elegancia
• Tacto y Háptico especial
Así pues sus aplicaciones son muy variadas: Moldes, alfombras, cortinas, Rodillos de pintura, Reposabrazos, guanteras automóvil, guantes, Cajas de joyería, perchas, Perfiles de goma, Zapatos, Paneles de edificación, Estampación Camisetas, Tapicería, etc. La novedad de este proyecto, es la creación de un FLOCK totalmente heterogéneo, proveniente de residuos industriales de microfibras de diferentes tamaños y composiciones, las cuales no tienen fácil recuperación y habitualmente se envían directamente a vertederos. La complejidad radica en la poca certeza de la composición de las mezclas recibidas. Las microfibras generadas en los diversos procesos textiles pueden tener gran variedad de composiciones, de tipos de fibras, y esto conlleva un complejo proceso de fabricación y tintura uniforme para conseguir un flock que sea comercial. La homogeneización de las microfibras, la optimización del proceso de tintura y acabado, incluyendo técnicas de tintura novedosas y sostenibles que permitan el ahorro de agua, energía y productos químicos nocivos, así como la posibilidad de crear un FLOCK comercialmente aplicable a varios usos industriales, le otorga una segunda vida a un producto de difícil reutilización.